La dificultad no viene dada porque no disfruten de la Navidad, sino porque se acumulan situaciones que rompen sus rutinas: incremento de demandas sociales, cambios de contexto, mayor sobreestimulación, improvisación…

Una estrategia de la que se abusa en estas fechas es del masking o enmascaramiento. Muchas personas autistas adultas han aprendido a camuflar sus necesidades para pasar desapercibidas. En Navidad, ese esfuerzo se multiplica: reuniones más largas, más gente, más normas sociales implícitas y sensación de interacciones sociales ineludibles. Y la factura llega después, en forma de agotamiento profundo. Es por ello que se recomienda evitar forzar ese enmascaramiento, especialmente en los entornos familiares donde la aceptación y tolerancia deberían hacer del entorno un lugar seguro, aunque no siempre es así. Muchas veces la familia es la primera que no comprende a la persona, la que promueve un contexto continuado de interacción, la que no respeta límites y la que invalida necesidades. 

En este post queremos ayudar a ese entorno familiar que, en muchas ocasiones se siente perdido con lo que hacer, y a ti, si lo que te preocupa es cómo enfrentarte a esta etapa del año. 

¿Qué puede ayudar a gestionar mejor estas fechas?

• Anticipación. Saber qué días y en qué horario habrá celebraciones, lugar, quién asistirá, qué actividades están previstas y cuál será tu papel en esa reunión. Puedes preparar un calendario, ayuda a reducir estrés y gestionar mejor la incertidumbre. Evitar sorpresas, si la persona así lo necesita, también se extiende a regalos, eventos no planificados o personas con quien no se esperaban encontrar. Siempre que sea posible, es necesario anticipar. 
• Estructura clara. Conocer la secuencia de actividades (qué se hará y en qué orden) aporta estabilidad y reduce la sensación de caos. Por ejemplo, si después de comer está previsto ir a ver un mercadillo navideño por la tarde, es mucho mejor anticiparlo y que la persona decida si participa. 
• Momentos de descanso. En Navidad es habitual concatenar varios eventos seguidos o jornadas largas con familiares, por lo que es útil poder retirarte a un espacio más tranquilo unos minutos. Ese descanso te permite recuperar tu equilibrio y participar de forma más cómoda después. Puedes separarte del grupo por unos momentos, salir al balcón…
• Comunicación. Poder comunicarte de forma abierta con tus familiares es esencial. Expresar lo que necesitas (luces menos intensas, música más baja, evitar imprevistos, expresar que hay ciertos temas que te incomodan…) puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes esos días y el nivel de energía que necesites emplear.
• Evitar presiones sociales. Participar “porque sí” o “porque es Navidad y toca” no ayuda y puede aumentar la ansiedad. Conocer tus límites y respetarlos es saludable. Si hay una actividad que te incomoda, puedes decidir no hacerla o participar de otra manera que sea más ajustada para ti. Lejos de esto, queda la invalidación por no actuar como socialmente se espera, por no seguir ciertos convencionalismos sociales o por no tener demasiada batería social. 

Respetar y tolerar las necesidades de cada uno debería ser un propósito para estas navidades; y disfrutar de la compañía de los demás en la forma en que cada uno elija. Si sientes que necesitas acompañamiento o que tu entorno necesita información o pautas, siempre puedes contactar con nuestra Unidad de TEA. 

Con todo ello, desde Psicodex os deseamos unas Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo 2026.