¿Ha tenido alguna vez dolor de muelas? ¿Ha sufrido algún episodio de migraña? En estos casos, comprenderá que lo único que puede hacer es descansar, tomar medicación y tener paciencia para que el dolor le de un respiro. En este caso, sabrá que es una molestia que desaparece y, con suerte, tardará mucho tiempo en volver o incluso no aparecerá más. Si este tipo de malestar puede incapacitarnos temporalmente, ¿Cómo será convivir con dolor crónico? 

Actualmente, ningún profesional de la salud discutiría que el dolor es un fenómeno biopsicosocial, pero desafortunadamente la forma de tratarlo, en la mayoría de los casos, no corresponde con esta visión. La psicología y la psiquiatría están preparadas para ofrecer un tratamiento multidisciplinar, concretamente, a través de la Terapia Cognitivo Conductual. A través de ella, se trabajan las emociones, los pensamientos y la conducta. Al mismo tiempo, se hace especial hincapié en la reestructuración cognitiva.

Es importante ofrecer información de calidad al paciente, en el que explicamos que el dolor, no sólo implica aspectos físicos, sino que intervienen otros factores que lo desencadenan y lo mantienen a lo largo del tiempo. Si padece dolor, verá cómo puede sentirse reflejado en los siguientes componentes:

• Físicos: en general, las personas que trabajan muchas horas delante de un ordenador tienden a generar contracturas en las cervicales. Dichas contracturas físicas son las que causan el dolor y, a más tensión, más dolor sentimos.
• Emocionales: la emoción también modula la sensación de dolor, por ejemplo, cuando le pedimos a alguien que deje de molestarnos ya que nos duele la cabeza. La emoción del enfado está influyendo en la percepción del dolor de cabeza. 
• Cognitivos: nuestras creencias también forman parte de la evolución y la mejora del dolor. Algunas frases que no contribuyen a la mejora serían “no lo voy a superar jamás” o “siempre me pasa a mí”. Estos pensamientos negativos nos impiden generar conductas de mejora. 
• Sociales: contar con un buen apoyo familiar y social siempre es favorable en la recuperación del dolor. El sentimiento de soledad puede agravar el diagnóstico y desencadenar síntomas depresivos ante la falta de contactos sociales. 

El dolor crónico puede abordarse desde muchas perspectivas y contamos con un protocolo diseñado por un equipo con gran experiencia clínica.